Así es cómo la conducción autónoma reducirá más el consumo de petróleo que el coche eléctrico
Las emisiones contaminantes en el transporte son en la actualidad, más que nunca, objeto de la seguridad vial. Esto es así no solo por las consecuencias directas que causan para la salud púbica en forma de enfermedades (la contaminación atmosférica se cobra 7 millones de vidas al año, de la cual el tráfico rodado es responsable en más de un 40%). También por los cambios que está acarreando este panorama en la escena de la movilidad.
Ejemplos de esto son las nuevas motorizaciones eléctricas menos contaminantes, la evolución de las ciudades limitando el paso a los vehículos, o el cambio en los hábitos de transporte favoreciendo soluciones como la bicicletao los servicios de carsharing. Y, aunque en apariencia puede no tener tanta relación, a esta transición ecológica hay que añadir la llegada de la conducción autónoma.
Ante este nuevo escenario para la movilidad, cualquier tecnología que pueda contribuir a esa transición en el transporte es bienvenida. En el caso de la conducción autónoma, sus beneficios para la seguridad vial son indudables. Gracias a nuevos sistemas tecnológicos que lleva asociada, el coche autónomo permitirá una reducción de las víctimas en carretera jamás vista en la historia.
Ahora, según avanzamos hacia la siguiente década, parece que estas tecnologías también van a ser parte importante para limpiar los ambientes urbanos reduciendo el consumo de petróleo.
¿Qué tiene que ver el coche autónomo con el consumo de petróleo?
La relación entre conducción autónoma, y producción y consumo de petróleo, ya ha sido establecida en varias ocasiones. El último trabajo al respecto lo ha realizado la consultora británica Wood Mackenzie. Especializada en la industria del petróleo, ha publicado una proyección de lo que le depara a este sector a largo plazo.
Sus investigadores han visto un futuro en el que la conducción autónoma va a suponer un factor más determinante para su negocio que el propio coche eléctrico. Dentro del informe se incluyen las expectativas de precios, suministros y demanda y algunas de las causas para tratar de determinar estos de cara a 2040.
Entre estos factores se han colado dos tecnologías a las que hasta esta década la industria del petróleo había dado nula importancia: el coche eléctrico y la conducción autónoma. Esta última es la que más va a incidir, según Wood Mackenzie, en la industria petrolífera. Según el jefe de investigaciones de la consultora, Ed Rawle:
El coche autónomo (y eléctrico) y los robo-taxis van a cambiar realmente la cara del transporte en las próximas décadas. Se espera que cada vehículo autónomo tenga un impacto en la demanda de petróleo aún mayor que los coches eléctricos por sí solos.
Conducción autónoma, eléctrica y compartida
Lo que la consultora Wood Mackenzie indica es que la combinación entre tecnologías va a cambiar las reglas actuales de una industria determinante para el transporte. De manera general, los fabricantes que apuestan por acelerar el desarrollo del coche autónomo vinculan sus proyectos al de sus modelos eléctricos más innovadores.
Es el caso de dos proyectos que hemos conocido este mismo año, el de Volvo con el Volvo XC90 o de General Moros con el Cruise AV, que no es más que una evolución de su modelo 100% eléctrico Chevrolet Bolt.
Hasta hace poco, las ventas de modelos eléctricos han sido más bien minoritarias en contraste con las del resto de vehículos. Ahora bien, se espera que estas repunten por diferentes causas (como las restricciones en las ciudades de modelos térmicos o su depreciación). Uno de esos motivos son las novedades de conducción autónoma que estos modelos traerán. Estas servirán como aliciente de esta relación por la nuevas formas de movilidad, afectando de forma significativa a la demanda de combustibles fósiles.
La previsión de Wood Mackenzie se completa al añadir el coche compartido a la compleja ecuación. Según la consultora, a mediados de la década que se inicie en 2030, la gente preferirá ser pasajera a conducir.
2030, la década en la que cambiaremos petróleo por electricidad
Interesados en la industria del petróleo, los investigadores británicos creen que será por entonces cuando la producción de este comience a descender. Restan, por tanto, más de 15 años. Como es lógico, no todos los expertos coinciden en sus pronósticos. Los hay más optimistas o pesimistas de cara la introducción prematura o tardía de estas tecnologías.
La OCDE explican que todavía la conducción autónoma se encuentra en una situación de inmadurez. Sin embargo, los fabricantes que apuestan por la misma se dan no más de 5 años para poner en el mercado los primeros modelos con nivel 4 o nivel 5 de autonomía. Es decir, coches casi autónomos o completamente autónomos.
Adivinar qué ocurrirá no es una cuestión tan compleja como conocer cuándo ocurrirá. Otros estudios estiman que en 2025 habrá 8 millones de coches en tránsito con el nivel 3. Esto es una estimación conservadora. Lo que parece más claro es que el transporte y la seguridad vial al inicio de la próxima década será muy diferente al que existe al finalizar la misma.